martes, 25 de octubre de 2011

Obras de Edgar Degas


La familia Bellelli

La obra, sin embargo, puede entenderse también como una alegoría de la continuidad temporal familiar, pues el dibujo que cuelga de la pared representa al abuelo Degas, patriarca de la familia, mientras delante de él, la propia Laura Bellelli se encuentra embarazada; son cuatro y no dos -como parece a simple vista-, las generaciones plasmadas en el cuadro: el pasado alimenta al presente para proyectarse en el futuro, como ocurre en toda la obra de Degas.


Orquesta de la ópera

Su obra Orquesta de la ópera (1868-1869, Museo de Orsay, París), debía haber sido un retrato del fagotista Désiré Dihau, pero finalmente se convirtió en una composición en la que algunos de sus amigos, como el compositor Emmanuel Chabrier y otros músicos -pintados casi a la manera de Ingres-, se encuentran coronados por un friso de bailarinas decapitadas. Tras la visión instantánea y objetiva de encuadre espontáneo se esconde un complejo artificio compositivo que reclama el derecho a establecer nuevas reglas para la representación realista de la imagen de una época.


El padre de Degas escuchando a Lorenzo Pagans (1869)

La captación visual del instante en Degas no puede asociarse al paisaje, que apenas practicó, aunque sí puede reconocerse en algunas pinturas relacionadas con la música, el baile o la escena. El padre de Degas escuchando a Lorenzo Pagans (1869, Museo de Orsay, París), representa un momento preciso de una de las veladas musicales que su padre organizaba en su propio domicilio; el instante es retenido, pero no sólo a través de la referencia visual, sino también por medio del gesto del cantante y guitarrista Lorenzo Pagans -boca abierta y mirada perdida-, así como por el movimiento capturado de sus manos durante la ejecución de una pieza y la expresión de ensimismamiento del padre.


La absenta (1876)

Sin embargo, Degas, que seguía el código de la buena sociedad tan elocuentemente descrito por Proust, no habría de pasar a la historia de la pintura por sus reivindicaciones sociales, sino, principalmente, por los efectos del movimiento que logró plasmar tan magistralmente en su obra, sobre todo en la serie de las bailarinas, de planchadoras o de figuras femeninas en general: mujeres bailando, bañándose o secándose, captadas en ese instante preciso de la realidad. Su pintura se interesó por la figura femenina, a la que consagró la mayor parte de su obra.


Mujer peinándose (1887-1890, Museo de Orsay)

Mujer peinándose es uno de sus más clásicos desnudos. En una versión posterior del mismo tema,Doncella peinando a la señora (1896, National Gallery, Londres), los contornos de la mujer y la criada surgen de un campo cromático rojo anaranjado que parece anticipar el Estudio rojo de Matisse (1911, MOMA, Nueva York) quien, curiosamente, fue propietario de esta pintura de Degas.


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